May 31, 2006

RECONQUISTA


"Nunca olvidaré la cara que puso cuando vio nuestra barricada,
la barricada que le dio libertad a unos chavales de 17 años
-miembros de la generación de la muerte- y se la quitó a un pobre viejo"
Homenaje al profesorado- Gomaespuma

A diferencia de lo que cotidianamente pasa en los pasillos de la Casa Central de la UC, no era café y galletas gratis lo que tenía reunido al centenar de personas que rodeaban la improvisada tarima del patio de periodismo. Al mediodía de este martes, en el frontis del Campus se juntaban los pinguinos migrantes del oriente para marchar hacia la Biblioteca Nacional. Aún no les decían que no estaban servidos suficientes puestos para comer en la mesa de diálogo.
En la espera y hasta que se incendiaron los ánimos, escolares de la marcha, estudiantes de medicina, periodismo, ciencias biológicas, audiovisual y algunos pocos de derecho se turnaban el micrófono para apoyar el movimiento de estudiantes secundarios que amenaza la inercia y mandar al gobierno al pizarrón. Claro, con más labia y adjetivos que algunos estudiantes de la periferia prometían adherir, amparar, apoyar, proteger la protesta junto a otros vistosos sinónimos sacados del diccionario de don Armando Ghio. Afuera, como las tropas romanas de Ásterix, las fuerzas especiales se aglutinaban como un gran cubo verde anticipando lo que un par de horas después sería el armagedón del júmper y la insignia.
Sobre la tarima el desfile del lugar común se detuvo de pronto. El silbido del acople dejo en el foro a una figura anónima pero con cara de deja vu. La señora del aseo, pequeñita y robusta, enfundada en un delantal verde cuadrillé incapaz de contener lo que tenía que decir tomó el micrófono en sus manos agarrotadas. No era para limpiarlo con Brasso ni para pedir a los estudiantes no pegar los chicles bajo la mesa ni que boten las colillas en los ceniceros. Dio las gracias a los que más allá estaban pintarrajeando unas pancartas a los líderes que dejaron de debatir si la facultad se paraba o no.
Ella misma contó cómo se estaba ganando una jugada fundamental para los deudos de la educación pública. En derecho y orden. Contó de sus dos hijos estudiantes que ella misma carga hoy y de su deseo de verlos algún día en la universidad. Lejos de los profesores mediocres y con baños donde si hay confort ni les cortan el agua a los niños. Con una oportunidad de dar gratis la PSU, ella ya se sentía agradecida.
Algunos la aplaudieron y le daban palmadas en al espalda mientras bajaba del podio. La tía del aseo volvió a sus labores y le dejó el puesto a un protagonista. Un dirigente escolar con olor a mostaza y ketchup aún. Llamó la atención a todos con la locuacidad de un vendedor de lápices sin tinta e invitó a sus compañeros a informarse. Que el movimiento es único y masivo, que la clave está en la información y que para participar hay que saber: “tal como lo hice yo, que hasta tuve que ir a Puente Alto... y ustedes saben como es puente Alto donde hay puros flaites”, dijo enfundado en la solemnidad de un lama.
A esa hora, la propia versión de la primavera en Praga se desataba sobre las calles rociadas de escarcha lacrimógena frente al Cerro Santa Lucía. Los carabineros saltaban del bus verde y se dispersaban sobre todo lo que camina o se arrastra. Cerro arriba, el panorama volvía a ser un Huelén con escaramuzas coloniales entre fuerzas especiales y los escolares parapetados en árboles como la guerra del fuego. Abajo, los carteles chorreaban tinta diluída en agua de guanaco deseándole suerte al futuro de Chile. Sólo suerte.

¿QUÉ ME AVERGUENZA QUE SEPAS DE MI?

Me gusta una canción de Elton John. Una mierda de artista con cabello sintético y dientes de Bob Esponja. Coleccionista de lentes, antologías y sombreros que trata al piano exactamente como lo hace con George Michael.

"I’m not the man they think I am at home. Oh no no no I’m a rocket man burning out his fuse up here alone", dice.

Claro, para mantener mi dignidad diré además que... eeeeeeh, en este momento no recuerdo el nombre de la jodida canción.

May 29, 2006

L' ESTASI DELL' ORO

"You see, in this world there's two kinds of people, my friend: Those with loaded guns and those who dig. You dig".



May 22, 2006

LA FILOSOFIA DEL TOCADOR



Se nos fue el Gordo. Y aunque suene redundante, el vacío que dejó es tan enorme como su catálogo. Los obituarios lo recuerdan como un Jimmy Swaggart porteño, el cabecita negra argentino lo extrañará como el maestro de ceremonias de la noche embutido en su smoking rosa, el dueño de las gatitas o el cabrón que le tapa el camino a Al Pacino. Con una humanidad tan grande como el forado que lo contiene en el Cementerio de la Chacarita, el mismo donde está Gardel.
“Soy el médico, que vengan las guachas”, invitaba el recién fallecido Jorge Raúl Porcel de Peralta (1936), a sus chicas sin estrías en “A los cirujanos se les va la mano”. Una película de 1980 que viene a ser la quimera del oro del cine cómico argentino. El libertino adiposo siempre se rodeó de lolas de catálogo y profesiones improbables que le reportaban grandes momentos con Susana Jiménez, Moria Casán y su partner, el flaco Olmedo o Jorge Luz.
Finalmente, paseándose entre sus gatitas, el Gordo Porcel vio la luz divina y terminó predicando el evangelio según la pasta. Instaló un restaurant de comida italiana en Miami y rasgó sus vestiduras diciendo adiós a un legado de más de 50 películas. Dejó estanterías de videoclub atiborradas de títulos como “Los caballeros de la cama redonda”, “Los fierecillos indomables”, “Mírame la palomita”, “Los colimbas se divierten”, “Te rompo el rating” o “Atracción peculiar”.
La última vez que estuvo en Argentina fue como cristiano converso. Lo persiguieron las cámaras y vehículos de programas de farándula para cobrarle estos últimos minutos de fama y su pasado de señor corales. Pero ahora el circo era otro. Poca distancia podía sacarle a los amarillistas en su silla de ruedas y víctima de diabetes e infecciones varias. Problemas que se lo llevaron a la tumba a sus 70 años.
Tuvo entre sus apadrinados a Hugo Varela, Coco Legrand y al mismísimo Maradona. Y hasta se paseó por Hollywood como un Don Corleone de medio pelo en “Atrapado por su pasado” de Brian De Palma, compartiendo balazos y créditos con Al Pacino. Pero para entonces ya había dejado la revista y la noche. Porcel le cedió su cupo a otra serie de cómicos que si bien siguieron vetas distintas merced a la contingencia, tienen el reconocible trazo de las rutinas de Jorge Porcel en su vida y obra.
Lo mismo que la incombustible maquinaria argentina de series de TV como “Petardas”, “Rompeportones” y la recordada “Brigada Cola” que suele aparecer de manera fantasma en la tele local de madrugada. Grotescos refritos vinculados al típico canario alimentado con demasiado alpiste y víctima de los faunos favores de mujeres insaciables, tontuelas con más curvas que Luis XVI. Tan exhuberanrtes que no están destinadas a quedarse con un esmirriado trabajador clase media.
Duplicados de Porcel, quien hizo lo propio en sus happenings y comedias en pro de la dictadura, donde el servicio militar era algo así como el Pasapoga. “Operación Ja Ja”, “Polémica en el bar”, “La peluquería de Don Mateo” y “Las gatitas de Porcel” en la tele sacaban los ojos de la crisis y daban a cambio nombres sugerentes para el cachondeo. Lides en que causaba más gracia cuando el Gordo perdía el penal en el área chica y terminaba bajo los golpes de la patrona o disfrazado de Tota, cediendo a la tentación bajo sus faldas: el final forzado en que el adulterio se pagaba a piñazos o sentado en la vereda. Ahí el Gordo se ataba la corbata y se levantaba con el esfuerzo de un oso para perderse tras la escenografía de cartón. Como un hombre voraz, básico y universal a la vez. Su mejor chiste.

May 18, 2006

LA PEQUEÑA MUERTE

"... Y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella".
Siempre alguien dice las cosas mejor que uno.

May 16, 2006

ISOLATION

De pronto todo corre endemoniadamente como un tren en reversa y uno va en el techo, como en la canción de los Divididos ésa. Pero pa atrás. Sin control alguno. Sorteando curvas y el mal equilibrio de unos platos de loza china sobre varillitas. Estación a estación.Por eso no hey posteáo na en este bló. Hasta me dieron la extremaunción hace poco. Quizás asi sea, no se pierden de mucho en todo caso, porque cuando menos novedades hay es cuando más cacas de perro hay que sortear en el camino.