May 28, 2007

May 21, 2007

AGUAFUERTES

-Es claro. Vos no me querés dejar tranquilo. Pretendés que como un manso cabrito me pase la vida adorándote...
-¿Manso cabrito vos?... Buena pieza..., desvergonzado hasta decir basta...Si no me juraste amor eterno, en cambio me dijiste que me querías.
-Eso es harina de otro costal. Una cosa es querer... y otra cosa, querer siempre. Cuando yo te dije que te quería, te quería. Ahora...
-Ahora, ¿qué?
-Ahora no te quiero como antes. Te quiero... ver lejos...
-Un descarado como vos no he conocido nunca.
-Por eso siempre te recomendé que viajaras. Viajando se instruye uno. Pero no vayas a viajar en ómnibus, ni en tranvía. Tomá un vapor grande, grandote, y andate... andate lejos.
-Me enojo porque me querés abandonar infamemente.
-A mí no me gusta hacer comedias. Vos te aburrís en tu casa, te encontrás conmigo y te me pegoteás como si yo fuera tu padre. Y yo no quiero ser tu padre. Yo no quiero tener responsabilidades. Soy un hombre virtuoso, tímido y tranquilo. Me gusta abrir la boca como un papanatas frente a un pillo que vende grasa de serpiente o cacerolas inoxidables. Vos, en cambio, te empeñás en que te jure amor eterno. Y yo no quiero jurarte amor eterno ni transitorio. Quiero andar atorranteando tranquilamente solo, sin una tía a la cola que me cuenta historias pueriles y manidas... y que porque me des un beso de morondanga me hacés pleitos que si me hubieras prestado a interés compuesto los tesoros de Rotschild.
-Pero vos sos imposible...
-Soy un auténtico hombre honrado.

Roberto Godofredo Cristophersen Arlt