October 19, 2005

SAUDADE



Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, un puñetazo, una patada, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa, morderse la lengua, una carie y las piedras en los riñones también duelen.
Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió.
Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos, cuando vemos que el tiempo no nos perdona.
Duelen todas esas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos.
Saudade de la presencia y hasta de la ausencia consentida.
Cuando podías quedarte en el living y ella en el dormitorio, sin verse, pero sabiéndose allí.
Tu podías ir al dentista y ella a clases, pero se sabían allí.
Podías pasar el día sin verla, ella sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba o se torna menor, al otro le sobra una saudade que nadie sabe como detener.
Saudade es básicamente no saber.
No saber más si ella continúa siendo friolenta.
Si él sigue sin afeitarse.
Si ella usa todavía esa mini.
No saber si ella fue al médico cómo prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente por esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés, si aprendió a entrar a internet o encontrar la página del diario oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos autos.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura.
Si ella continúa prefiriendo el jugo de naranja.
Si él continúa sonriendo con los ojos apretados.
Si ella sigue bailando de esa forma enloquecedora.
Si él continúa cantando tan bien.
Si ella sigue detestando McDonald’s
Si él continúa amando.
Si ella sigue llorando hasta en las comidas.
Saudade realmente es no saber.
No saber qué hacer con los días que son más largos, no saber cómo encontrar tareas que detengan el pensamiento, no saber como frenar las lágrimas al escuchar esa canción, no saber como vencer el dolor de un silencio.
Saudade es no querer saber si ella está con otro y al mismo tiempo querer.
Es no saber si él está feliz y al mismo tiempo y al mismo tiempo preguntarle a todos los amigos por eso.
Es no querer saber si él está más flaco, si ella está más linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y mismo así doler.
Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo y lo que tu, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer.
"En alguna otra vida, debimos de haber hecho algo muy grave para sentir tanta saudade’’.

October 10, 2005

LA LETRA CON SAÑA ENTRA



senior precidente:
Yo creo que es injusto que a uno lo hgan acer una prueva si ya soi yo ya profesor de estadoe y nada que ver si ya fui a la unibersidá lla. senior precidente, creeemos nosotros que es deinigrante para nofotros los proferzores.

juan palma echeberría
catedraticus

October 1, 2005

PEOPLE = SHIT



"Carlitos creo que tu comentario deverias ponerlo en el rincon
más lejano de tu pobre, fome,hasta ridícula mente...mirch!
poquito te falto weon pa tratarnos de payasos
a todas las personas q estábamos ahí.
careci de brillo weon fome
anda a comentar a la Cuarta
weon fracasa'o...
no tienes idea de lo mal que le haces a esta generacion"
Las comillas son mías, las faltas de hortografía de Rafa Weis

Con un frío formidable y las primeras tercianas de la gripe me encontré de pronto haciendo fila para entrar al recital de la banda nu metal SlipKnot. Como en el más inverosímil capítulo de Mr Bean compartía fila con el resto de los amantes del aggro o rapcore -movimientos alternativos del "metal" que usan bastantes elementos del hiphop, según un purista lector- y canjeaba una acreditación obtenida en un voluntarioso medio web que paga sueldos de hambre.
Perseguido por los metaleros famélicos sin plata pa la entrada, el pedacito de plástico que me acreditaba como prensa era apetecido esa noche como una Coca Cola en Haití.
Me escabullí hasta el primer control del estadio: un tipo de lentes poto de botella, me toqueteó mis partes íntimas y me dijo que le tirara el tufo, pase a la segunda revisión donde un paco me tocó mis partes intimas, me pidio las credenciales, me hizo unas cuantas preguntas relativas a dónde trabajaba y si mis jefas eran ricas mientras me paseaba las manos por el culo invocando el Orden y Patria.
-Qué es eso?- dijo sacándome el lápiz y la libreta del bolsillo. Parece que hace tiempo no veía nada parecido a la letra escrita.
-Un lápiz- le dije.
-Acaso no sabe que están prohibidos los lápices acá?, no ve que son armas punzantes.
Cuento corto: Le ensarte una patada en la mandíbula digna de la mejor Matrix y salté al tercer puesto de control donde me masajearon las partes íntimas, que a estas alturas ya eran públicas, la diferencia es que esta vez el tipo quería una propina. Le di otra patada en la cara.
Una vez dentro ya se respiraba en pleno el ambiente aggro, de niñitos con ropa Maui, Primonaty y poleras negras. Parecía una convención de alumnos de la Vipro, tengo entendido que las extensiones de oreja y los piercings son lo que se lleva ahora en malones y conciertos. Me sometí al zapateo de la masa y a un chascon que se las daba de malo gritandole a su querida chusma: "Thank you, fuckers!" cada vez que le celebraban el fenomenal barrido de piso con la melena de colores. Era una Rainbow Bright cantando en pleno cambio de voz.
La cosa duro como una hora y media, me retiré a sabiendas de que venía el bis, ya nada importaba. De todas maneras no me sabía el nombre de las canciones. Y en el exacto momento en que estaba cruzando la puerta de Guillermo Mann, uno de los chascones me reconoció y me gritó "avíspate ahueonao, si todavía no termina!". Todo un gurú. Era dialogar con el o correr a tomar la micro. La primera que pasara y ojalá con un motor de mierda que tapara el eco que me rebotaba de parietal a parietal. Amable e inolvidable experiencia, parecida a un tratamiento conducto, pero que me generó todo tipo de anticuerpos contra este tipo de ...arte.
Ahora desde la sala de recuperación del open door recibo semana a semana cartas de mis lectivos seguidores, con la comprensión de lectura de un simio al ritalín. Shit happens. A algunos les gustó la nota a otros les dieron ganas de escribirla ellos. Ambas cosas que demuestran que cualquiera puede realizar una pega como ésta, humildemente el oficio más antiguo del mundo.