
T. Capote
Se paraba al lado del payaso y era la única que no se reía de sus rutinas. Cantaba mejor que él y cuando el bailaba ella miraba para otro lado bostezando o mirando la hora. Antes de las chicas Morandé, Keely Smith se instalaba ante el atril con escote, chasqueaba los dedos o se rascaba la nariz en medio del Sunny side of the street . El juglar italiano bailaba de una forma que aterrorizaría a Mick Jagger y ella lo miraba despectivamente sin sacarle la vista del culo tieso. El era el cantante, el director de orquesta y salía en las carátulas del vinilo. Pero la gente iba a verla a cantar a ella con su penacho indio, su vestido de Cenicienta profana y los zapatos de Dorothy. Sacaba la voz grave de un cherokee borracho y le rogaba a Luigi que le diera la pasá. Claro, en la vida real, Sinatra y Prima se agarraban por ella, pero terminaban tirados en las cunetas de Las Vegas jugando al cachipún. El payaso y la princesa india se casaron, grabaron más discos y ella se dejaba boxear por él. Sinatra dijo "Hay más fishes en el sea" y se viró hasta donde lo conocemos. Ella se divorció y le sobrevivió al bobalicón en varios discos que llegan a usted cortesía de la red. 50 años después de su old black magic called love , Google sube unos videos de ella que para nadie deben valer mucho, pero ahi están. Para ti, lolito, lolita. Descubre que antes de Lulú Jam! o Miranda! La joda no llevaba signo de exclamación y el mayor sex appeal llevaba más ropa que Adela Secall.